El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley.
¡Que extraño es este mundo de plástico! Lleno de estatuillas que vienen y van. Con formas parecidas, pero variadas; determinadas todas por el mismo material. Se agrupan por montones, se miran, hablan, ríen y comen, en su interior, se mantiene un vacío tan abstracto e inmaterial. Con un poco de Sol corren despavoridos. Se esconden en sus cuevas, entre bosques y ríos. Al llegar la tormenta, se derriten con el agua y claman insignes que es un mundo malo, mientras que su propia debilidad tiñe los caudales estrepitosos de los afluentes.
¡Que mágicas son esas figuras colosales! Pétreos colosos que se vislumbran a lo lejos. El suelo retumba bajo sus pies. Con las miradas perdidas en una realidad inexistente, pasan por alto los vaivenes del clima inclemente. Son pocas estas estatuillas resistentes, pocas; pocas, dispersas y, por lo demás, inusuales. Ni el frío, ni la lluvia ni el calor sesgan su avanzar imponente, mas sin rumbo se mueven hacia la tierra-de-no-ser, hacia el mundo-que-no-existe; motivados por su emancipación natural y necesariamente adquirida de una sociedad de plástico.
Y fríos como la piedra se mantienen al margen de los acontecimientos, llorando en silencio y riendo como niños.
1 comentario:
"pa' eso vuelvo a Nietzsche"
- Cristóbal Holzapfel.
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