02 noviembre, 2008
De los recuerdos.
Es como masticar un chile; se masca y se masca, disfrutando el sabor - ese sabor a frutilla, limón o sandía - hasta que después de un rato, cuando ya han perdido la gracia, se junta todo el aburrido-apestoso-chicle y se escupe. Así de simple, así de cotidiano, y uno vuelve a sacar otro, hasta que se cansa y se pone a vivir una vez más. Adiós rutina, adiós recuerdos.
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