19 octubre, 2008

Juega a "Seducción".

Juega a que me seduces.
Yo juego a que te seduzco.
No juego contigo, ni tu conmigo.
Jugamos con nosotros mismos.
No me exitas ni me gustas.
Eres ficha del tablero.
El maniquí que quiero para conquistar mi ego.

También soy tu maniquí.
Tírame sobre la cama y ámate a través de mí.
No te apenes. Sin lágrimas: cocodrilos NO.
Te exito porque te necesito.
Me exito porque me necesitas.
No quiero más de ti. No necesito más de ti.
Sólo me quiero a mí a través de ti.
Me éxito de mi a través de ti.

¡Baila, baila mis reglas!
Como sea ya estás adentro.

Ups! lo siento: No hay salida.
(Nunca hubo salida).

Es una ruleta rusa este juego.
¿Tú me destruyes primero, o yo te destruyo primero?
Jugar con fuego…
Sólo yo sé el final de este juego: Tú te quemas primero.






De su castaño cabello (a veces blanco) y su perfumada piel de marfil.

¡Qué ansias! ¡Qué calor! Cuando siento tu mano tras esta prisión de cartón y asfixiante plástico. Tus dedos, rápidos y torpes, buscándome a tientas, persiguiendo y saboreando de antemano la satisfacción-de-tu-adicción. Me tomas bruscamente – como siempre, de esa forma tan tuya – me haces girar como títere entre tus dedos, acariciándome, besándome lentamente; obsesiva, lenta, pero obsesivamente, dejando a la luz tus más oscuras perversiones. Me besas y me mandas al cielo mismo, amor, sí, eso que sí que lo sabes besar como un loco y mandarme a la jodida felicidad. Te encanta, lo sé, te encanta hacerme esto que me consume, que me mata de a poco, pero que te hace cada vez más feliz, lo sé, lo sé y lo sé y me lo repito al oído una y otra vez, para asegurarme de que esto es más que amor, es una obsesión, bebé. ¡Y cómo te odio! Cuando me haces huir de entre tus dedos y me lanzas al vacío de esas bocas, digna halitosis de las caries de un vikingo, pero lo sabes amor, lo sabes, cierto. Lo sabes, es el precio de mí, de tu maldita adicción, el tratarme como objeto-público y desearme como indecorosa figura. Blasfemias indignas que se elevan por tu culpa y esas viejas de mierda que nos hacen la guerra y se ponen en campaña, arrancándose de su asco de vida y la mierda de matrimonio que ostentan con sonrisas re-morales. Te encanta olerme y me encanta como me hueles, pero sí, así eres tú, te sacias y a volar se ha dicho, esconderme entre papeles que me asfixian y apagan mi certeza, vida adiós, para vivir de nuevo. Y cuando hablas de eso de Fausto, que sí, magnífica obra o no, en realidad Nietzsche tenía razón, sí, eso de lo concreto y de lo abstracto – me besas en silencio y con mirada petulante – y que la vieja que jode, que esto con la llave, que el carrete y la vida misma, etcétera. Y jodido mundo que me coges como si no me conocieras me lanzas por el aire y la cara plantada en el asfalto para marcarme con tu pie o me lanzas al wáter con desprecio innato y me ahogo me ahogo me ahogo me ahogo agua vueltas giros aire, un poco de aire, al fin. Y claro, después de un tiempo, al olvido, buscas a otra-tro y a repetir la historia, jodido-da hijajo de puta, uno más en tu lista soy y punto.

http://luctus-nocte.blogspot.com.