30 junio, 2008

Es más..

Hay veces - se decía - en que el reloj; sí, ese reloj de ahí, da vueltas en redondo. No, ten claro, no estoy loco. Es como si el mundo corriera al revés. Como si la vida se tocara los talones en su afán de huir de sí misma. Como si de una u otra forma, se negara a aceptar las horas, los minutos, los segundos de su ínfima existencia. En ese momento, el reloj se para y comienza a andar nuevamente, ya no hacia atrás, sino hacia adelante, mas lento y pesado, como si la carga de un pasado ralentizara su avance.

No, de ninguna forma, no creas que estoy divagando, es sólo que hay veces en que las cosas son más que simples cosas, en que los momentos se hacen eternos y el factor tiempo desaparece. No, no se disfrutan esos momentos, al contrario, son largos y penosos, pero implican el factor disfrute, en tanto que son tautologías de sí mismos, comienzan de la misma forma en que terminan y la sola experiencia de dar un giro cíclico es la que nos permite ver la esencia del mismo momento. Aprovecharla como nunca y saber.. saber que a veces, las cosas son más de lo que se piensa. Espera, no encuentro los cigarros.

Ahora sí.

¿Con quién hablo?

06 junio, 2008

Un viajero errante.

Dedicado a Pablo Sobarzo, en respuesta a su respuesta.
Espero, amigo mío, que logre situarme a la misma altura de tus palabras, mas si no lo logro, simplemente me conformaré con el hecho de la reciprocidad otorgada.

Caminaba contra el viento,
Caminaba cabizbajo,
¿Era un hombre muerto,
o un cura franciscano?

Reclutaba almas,
reclutaba vidas,
mas su lustre opaco,
a la vida enardecía.

Decían que era rico,
decían que su pasado era glorioso,
mas la tormentas de sus sueños,
espantó a unos pocos.

No era su vida la que vivía,
no era su risa la que se reía,
no eran sus labios los que besaban,
no eran sus manos las que tocaban.

No era un destino el que buscaba,
sino el destino que se lo imaginaba buscando.
Definitivamente, las cosas buenas no existían,
sólo existían las buenas cosas que lo constituían.

La vida le lloraba gotas de sangre,
sempiterna agonía de gran talante,
opaca alegría abundante
¡Dime dónde te encuentro, viajero errante!

Muéstrame la injusticia de tus llagas,
Muéstrame los clavos de tu cruz.
¿Dime, viajero errante, quién si quiera osó clavarte?
¿Fue el Destino?
¿Fue el Pasado?
¡Levántate ahora, viajero errante!

¿Estás llorando, viajero errante?
Sufre conmigo, conmigo comparte.
El Dolor al alma inunda,
pero con su sal citraza las heridas abruptas.

¡Qué importa lo que el viento exhale,
si tus oidos son de otra parte!
¡Qué importa lo que las paredes escuchen,
si tú eres un viajero errante!

Toma tu capa y preocúpate del camino,
las aves y los perros andan contigo,
los Sueños al hombro,
la Vida a la deriva,
comienza con tu andar,
que tarde vas a llegar.