Hay veces - se decía - en que el reloj; sí, ese reloj de ahí, da vueltas en redondo. No, ten claro, no estoy loco. Es como si el mundo corriera al revés. Como si la vida se tocara los talones en su afán de huir de sí misma. Como si de una u otra forma, se negara a aceptar las horas, los minutos, los segundos de su ínfima existencia. En ese momento, el reloj se para y comienza a andar nuevamente, ya no hacia atrás, sino hacia adelante, mas lento y pesado, como si la carga de un pasado ralentizara su avance.
No, de ninguna forma, no creas que estoy divagando, es sólo que hay veces en que las cosas son más que simples cosas, en que los momentos se hacen eternos y el factor tiempo desaparece. No, no se disfrutan esos momentos, al contrario, son largos y penosos, pero implican el factor disfrute, en tanto que son tautologías de sí mismos, comienzan de la misma forma en que terminan y la sola experiencia de dar un giro cíclico es la que nos permite ver la esencia del mismo momento. Aprovecharla como nunca y saber.. saber que a veces, las cosas son más de lo que se piensa. Espera, no encuentro los cigarros.
Ahora sí.
¿Con quién hablo?
¿Con quién hablo?